Esther y la huida hacia un futuro con oportunidades

30-11-2021 Lectura 3 Minutos
Noemí García Cabezas
Comunicación y contenidos

A Esther Roth la conocimos hace unos años siendo una adolescente. Hoy, cuando le falta poco para la mayoría de edad, hemos vuelto a hablar con ella, de forma virtual como mandan las normas de la pandemia. Su historia es la de la huida del horror de una guerra. Es una historia, sin embargo, de futuro. Hoy te invitamos a conocerla mejor.

La huida de Esther

Esther huyó de Sudán del Sur hacia Uganda junto a sus seis hermanos cuando estalló la guerra en su país. Solo tenía 13 años. Sus padres murieron durante el conflicto y ella y sus hermanos consiguieron salir corriendo del país y salvar sus vidas. El camino estuvo lleno de dificultades, pero pudieron sobrevivir.

Recuerdo los disparos, tengo ese sonido grabado. Cuando estalló la guerra recuerdo que oíamos los disparos y teníamos que salir corriendo para salvar la vida. Muchas personas que salían corriendo hacia Uganda nos avisaban. Lo único que podíamos hacer era unirnos a algún grupo de personas porque éramos muy pequeños. Nos fuimos y fue un camino muy duro sufrimos heridas, pasamos muchas dificultades, incluso hambre.

Ayuda en Acción ayuda a Esther a cumplir su sueño de ser ingeniera

Ya en Uganda, uno de los países más acogedores del mundo, les facilitaron una parcela y recibieron apoyo para cubrir sus necesidades básicas. Pero los recuerdos de la guerra y la falta de sus padres siendo tan joven marcó su vida. Lo que más deseaba Esther era poder estudiar para conseguir labrarse un futuro, pero sin recursos era imposible.

Gracias al apoyo que Ayuda en Acción le prestó a través de becas de estudio para volver a la escuela, Esther recuperó la ilusión y sacó las fuerzas necesarias para reconducir su vida y construir su futuro con el objetivo de llegar a cumplir su sueño: ser ingeniera civil.

Mi hermana mayor me dijo: “por favor, desde que nuestros padres no están tenemos que seguir adelante solos, valórate y sigue adelante, aunque ahora no puedas estudiar trabaja para ser libre, ve recorriendo el camino que tienes delante, sé fuerte para llevar esta situación, valórate y que todo sea riqueza”. Esto me dio la fuerza para cuando me dieron la beca de estudios poderme enfocar en ella, en los estudios y en lo que quería llegar a ser.

Hoy, que volvemos a hablar con ella, nos cuenta que está feliz por haber podido finalizar sus estudios previos a la universidad con muy buenas notas. Está dispuesta y preparada para dar el próximo paso, aunque sabe que sigue necesitando apoyo.

Uganda, un país de acogida para Esther (y para miles de personas)

Con 1, 4 millones de personas refugiadas, Uganda es el principal país de acogida de refugiados en África. Casi 800 000 provienen, como Esther, de Sudán del Sur, país que vivió una cruenta guerra civil entre 2013 y 2018. A día de hoy, el número de personas refugiadas de Sudán del Sur no para de crecer.

Quienes huyen de sus países y llegan a Uganda, llegan exhaustos, deshidratados y con mucho miedo. Uganda les proporciona atención sanitaria, documentación y terreno donde vivir y cultivar sus propios alimentos. Los niños y niñas que llegan sin acompañamiento son atendidos aparte. No viven en campamentos cerrados y apartados, sino en quince asentamientos ubicados junto a la población local en diferentes puntos del país, aunque la mayor parte se concentra en el norte. A los y las menores no acompañados se les asigna una persona encargada de supervisarle en el asentamiento.

Ley ugandesa

La ley de personas refugiadas de Uganda, dictada en 2006, permite a estas personas disfrutar de todos los servicios que ofrece el país para poder vivir con dignidad. Se les proporciona libertad de movimientos, acceso al mismo sistema sanitario y educativo que la población local, derecho al agua, acceso en igualdad de condiciones a trabajos remunerados, etc. Pero la falta de recursos sigue estando presente y Uganda no acaba de salir de los últimos puestos del Índice de Desarrollo Humano, a pesar de los avances y las buenas intenciones.

El trabajo de Ayuda en Acción en Uganda para dar acceso a educación secundaria en las escuelas de Adjumani y Moyo, al norte del país, se ha realizado en colaboración con el Servicio Jesuita al Refugiado, llegando a casi 14 000 jóvenes. Apoyamos una educación en entornos seguros para asegurar un futuro digno a la población joven del país, sea refugiada o no. Sin embargo, la preocupación es mayor con la población refugiada como Esther. Trabajamos para generar opciones de futuro que impidan que regresen a Sudán del Sur para enrolarse en facciones armadas a cambio de dinero, en el caso de los chicos. En cuanto a las chicas, trabajamos para no sean susceptibles de ser moneda de cambio en las familias con el objetivo de obtener recursos.