Sechura: mujeres, arte y sostenibilidad

02-03-2022 Lectura 3 Minutos
Diana Lizeth Hernandez Garay
Ayuda en Acción Perú

La bahía de Sechura es una de las principales zonas productoras de conchas de abanico en el Perú con casi el 80% de la producción nacional. Pero esto, además de generar desarrollo local y empleo, trae como consecuencia la contaminación de sus aguas y suelos. Entre las iniciativas por revertir esta situación, grupos de mujeres están promoviendo un impacto ambiental positivo, convirtiendo los residuos de conchas de abanico en artesanía marina.

Para unos, son desechos; para otros, empleo, arte e igualdad. Todo depende del cristal con que se mire las conchas de abanico. Digna Chapilliquen y otras 20 mujeres sechuranas vieron en sus manos la oportunidad de generar un ingreso más para sus familias. Es así que, desde hace siete años formalizaron su emprendimiento dedicado a la elaboración de trabajos en artesanía marina. Juntas se organizaron para formar la Asociación de Mujeres Productivas y Artesanas Multiservicios Sechura (AMPAM).

Trabajar por la dignidad de las mujeres, más allá de un nombre

Es curioso cómo el nombre de una persona puede marcar su destino. Es el caso de Digna, una mujer de Sechura que lleva 20 años realizando manualidades y artesanía marina. Es vicepresidenta de AMPAM y participa en los proyectos que Ayuda en Acción ejecuta en su municipio. Desde joven, como la mayoría de pobladoras de Sechura, se dedicó directa e indirectamente a la industria de la maricultura. Trabajó como desvalvadora, revisadora y codificadora. Conoce lo duro que puede ser que una mujer se desenvuelva dentro de un entorno machista.

Mi esposo era pescador, pero la situación se puso crítica y me dije: yo también puedo sacar a mi familia adelante. Antes, era parte del machismo; ahora ayudo a la economía familiar y me siento libre. Entre nosotras, promovemos un empoderamiento responsable.

Todo empezó como algo casual. Un día, la profesora de su hijo llamó para proponerle hacer algunos adornos con conchas de abanico. “Hice un pavito con tres conchas, las aletas, el cuellito. Lo derretía con velas en mi sartén”, nos cuenta. Así inició esta experiencia sin saber que llegaría a ser parte de un gran cambio en su localidad. Hoy muchas mujeres ya siguen su ejemplo.

Aporte a la sostenibilidad y cuidado del medio ambiente

Las mujeres de la asociación reutilizan los residuos generados por la actividad productiva de la concha de abanico para sus artesanías. De esta manera, contribuyen a disminuir la gran cantidad de desechos que son eliminados y generan serios problemas de contaminación. Hasta hace unos años, se sabía que, anualmente, se acumulaban alrededor de 250 000 toneladas de residuos en basureros de la provincia.

Las mujeres de AMPAM como Digna coordinan con algunos buzos de Sechura para la recolección de estos residuos, que son entregados gratuitamente a la asociación. Estamos hablando de las valvas de conchas de abanico, conchas de caracol y otros bivalvos. Todos estos productos pasan por un proceso de reciclaje que incluye la limpieza y desinfección para luego poderlos pintar, diseñar y transformar en artesanía. La asociación produce adornos, centros de mesa, cuadros, servilleteros, entre otros, que son muy demandados por las ferias locales y los turistas.

Impacto ambiental y social

A través de este emprendimiento, Digna y su grupo han logrado que otras asociaciones lideradas por mujeres se sumen también a la recolección responsable de estos residuos. Actualmente pueden generar sus propios ingresos económicos con las ventas de sus artesanías. Digna, por ejemplo, brinda capacitaciones a niños y niñas, jóvenes, adultos mayores y organizaciones que la llaman para enseñar su arte. Durante los veranos sus talleres son muy solicitados como cursos de vacaciones útiles. Este año le tocó liderar un proyecto promovido por la municipalidad, con 20 niñas y niños a su cargo.

Su objetivo es difundir estos trabajos manuales en más mujeres, a su vez que el cuidado del medio ambiente se vea más fortalecido. “El día que me vaya de este mundo, quiero que recuerden que no solo aprendí para mí, si no para el bien de nuestra comunidad y las próximas generaciones”, asienta con emoción.