Albergues para migrantes en México: el inicio de un largo camino

23-06-2021 Lectura 4 Minutos
Noemí García Cabezas
Comunicación y contenidos

El trabajo de Ayuda en Acción con las personas migrantes es constante: defendemos el derecho a migrar y trabajamos para que este sea una opción de vida y no una huida desesperada. En la frontera sur de México, sin embargo, nos encontramos en los albergues para migrantes con historias de huida, personas forzadas a abandonar sus hogares por miedo a morir.

En México trabajamos a lo largo de toda la ruta migratoria en tres albergues con apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación. Hoy queremos llevarte al albergue donde estamos en Tabasco, justo en la frontera con Guatemala. Allí hemos hablado con algunas personas que nos han contado cuál fue el desencadenante que les llevó a migrar. Pero también hemos hablado de sueños y de futuro. ¡Quédate a conocer otras realidades!

Fabián, un niño que huye de la violencia juvenil

Honduras es uno de los países con niveles más altos de violencia juvenil. Las maras o pandillas siguen marcando la vida de barrios y personas. Es lo que le ocurrió a Fabián, un adolescente de 15 años: “hay mucha violencia en mi país, por eso tuve que salir”. Cuando lo conocimos, llevaba ya un mes de camino que había recorrido a pie o subiendo a camionetas. En una de ellas había llegado al albergue para migrantes, del que había oído hablar en algún momento desde su salida de Honduras.

Si hablamos un poco más con él, llegamos a conocer su historia. “Salí por amenazas”, dice mientras que mira hacia atrás de forma refleja. Una de las maras más importantes de la región quería que se sumara a sus filas, pero él se negó… Hasta que un día, cuenta, cuando estaba metiéndose a la cama entraron a su casa y le dijeron que le quedaba un día para decidirse. Si rechazaba, nos dice, moriría asesinado.Fabián en el albergue para migrantes

Fabián no lo pensó. Salió sin ropa, sin planes, sin mochila… pero con mucho miedo. Y solo. Reconoce que huir no estaba entre sus planes. No niega que en algún momento quisiera salir de su país para poder mejorar su vida con más oportunidades, pero nunca pensó que fuera a ser así.

“El camino ha sido muy duro, tuve que gastar mucho dinero, al menos unas 1000 lempiras”, dice. Esa cantidad equivale a unos 35 euros, probablemente lo que Fabián había podido ahorrar durante toda su vida. Sin embargo, reconoce que también encontró hueco para la solidaridad en su paso por Guatemala y México: “algunas personas y comunidades me ayudaron, me dieron comida, pero no fue fácil vivir en la calle”.

En el albergue para migrantes donde ha llegado, y donde Ayuda en Acción desarrolla parte de su trabajo, se le está apoyando para solicitar refugio en México. “Aquí me siento protegido y seguro, pero sueño con llegar algún día a Estados Unidos”, dice. Con una tímida sonrisa nos cuenta por qué: quiere estudiar para convertirse en actor “de los de Hollywood”.

Fabián probablemente continúe su camino hacia la frontera norte. En los últimos meses ha aumentado el número de menores solos que pasan a Estados Unidos. El 80% de ellos tienen familia en el país. Es el caso también de Fabián, que tiene un tío en una ciudad norteamericana: “me podría recibir, pero no lo sé seguro”.

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La violencia de género, detrás del éxodo masivo de mujeres centroamericanas

A Reina también le expulsó de su país la violencia. No la de ninguna pandilla, sino la de su propio ex marido. Con 32 años, viaja con un hijo de cuatro años y una hija de 11, así como con su sobrina, que también lleva con ellas una hija de solo cinco años. Además, Reina está embarazada de poco más de tres meses y deja otros dos hijos de 7 y 10 años en Honduras, su país de origen.

En el albergue para migrantes una de nuestras funciones es acompañar a las personas que llegan. Les contamos sus opciones de ruta más seguras en caso de que quieran continuar su viaje. En otros casos, trabajamos con ellas para solicitar trámites que le permitan vivir de forma segura. Es el ejemplo de Reina: “solo quiero vivir en un lugar con oportunidades y poder juntar a mi familia”.Reina de espaldas en albergue para migrantes

La violencia machista está detrás de la historia de Reina: “él está en prisión y me amenaza, no solo a mí sino también a mi hija, a quien han intentado violar. Por ella y por mí me he visto obligada a salir”.

Su camino, como el de Fabián, tampoco ha sido fácil. Se les agotó el dinero que llevaban y Reina tuvo que vender su teléfono para comer. Era lo único que le permitía estar en comunicación con sus familiares en Honduras. Los riesgos para las mujeres migrantes, además, son mayores, sobre todo si viajan solas o con menores, como en este caso.


Si quieres conocer más de cerca nuestro proyecto a lo largo de toda la ruta migratoria, no dejes de visitar este post. En él te contamos cómo trabajamos con las personas migrantes en los albergues de México así como algunas de las razones que empujan a iniciar este camino de ida en el que el destino más claro es la libertad.