Mi experiencia de voluntariado en Malawi

23-04-2019 Lectura 2 Minutos
Beatriz Santiago
Voluntaria en Malawi

El periodo de mi viaje fue de una semana, hicimos lo que se denomina un trabajo de campo. Una vez aterrizada en Malawi, al día siguiente pusimos rumbo al distrito de Ntchisi, por cierto la primera persona que va a ese distrito he sido yo, donde realizamos el trabajo de campo.

Mi trabajo consistió fundamentalmente en ir visitando las diferentes escuelas desde infantil hasta la secundaria, interactuar con los alumnos y profesores y poder comprobar de primera mano cómo viven la educación en Malawi (África). La verdad que ha sido una experiencia bastante enriquecedora.

¿Qué he aprendido?

Lógicamente los primeros conocimientos que adquieres es acerca de ti mismo, cómo eres capaz de embarcarte en una experiencia de este tipo y no morir en el intento. Entonces pones en funcionamiento todos tus recursos: emocionales, físicos y mentales para ir saliendo airosa de cada situación que se va presentado. Con lo cual vienes más segura de tus capacidades, has superado tus propios miedos, tus propios límites.

Una experiencia de voluntariado te permite vivir de primera mano las necesidades de otros y cuando reflexionas y piensas cómo es posible que en el planeta vivan seres humanos con ese nivel de miseria material.

La experiencia vivida me ha ayudado a sentirme más agradecida por todo lo que hay en mi vida. Hay algo que me llamó mucho la atención: cómo es posible ser tan felices con tan poco. Me impactó por regla general la gente: estaba feliz sonriente y aquí cada día cuesta más ver una sonrisa. Emocionalmente nosotros estamos más tocados, vivimos más en el futuro en fantasías que luego ni siquiera ocurren; ellos allá no conocen otra cosa que intentar vivir en el momento presente con lo que tienen y son felices con eso. Después de venir de África recapacitas y te das cuenta cómo en nuestro día a día muchas personas hemos perdido el contacto con la naturaleza.

A través de las experiencias vividas de ver la realidad del mundo se produce en ti un cambio, un proceso de maduración que empieza desde el primer día del viaje venciendo tus propios miedos y prejuicios, un proceso que no tiene fin porque día a día hay algo nuevo que reflexionar, un pensamiento que viene, una imagen impactante del viaje.

He aprendido a ser más humana, a entender más a las personas, a ponerme en la piel de los demás: no importa el color de nuestra piel o si tenemos más o menos dinero.

Experiencias que enriquecen

Las experiencias vividas en este viaje me han permitido sacar lo mejor de mí, darme cuenta que los mejores momentos de mi vida no han estado ligados a cosas materiales sino a experiencias que salen del corazón y van al corazón. Que los momentos más grandes de la vida son aquellos que te dan la oportunidad de conocerte mejor y poder sacar de ti dones que quizás ni siquiera sabías que los tenías.

 

Cambia el mundo ayudando a otras personas a tener un futuro mejor.