Contra los bulos sobre la COVID-19 en Etiopía, más información

17-03-2021 Lectura 5 Minutos
Julián Donoso
Vínculo solidario

Lo vemos en las televisiones y en las propias calles. Los bulos sobre la COVID-19 están a la orden del día. Esto, lamentablemente, sucede en cada rincón del mundo. Lo vemos con los pueblos indígenas en Honduras y también en el África más rural. En el sur de Etiopía, concretamente en el distrito de Borena, iniciamos nuestro trabajo de sensibilización e información sobre la pandemia en abril de 2020, justo después de que se identificaran los primeros casos en el país. Hoy te queremos contar con detalle cómo es nuestro trabajo para combatir la desinformación en un contexto tan complicado.

El miedo y las costumbres sociales, obstáculos para combatir los bulos sobre la COVID-19

Comenzamos a trabajar de inmediato en coordinación con las autoridades sanitarias en las zonas donde desarrollamos nuestro trabajo. Nuestro compañero Tesfaye Temesgen, que trabaja directamente con la población, recuerda que en las primeras semanas había un gran temor generalizado por los casos que venían de Europa y China. Las autoridades tomaron medidas para explicar cómo prevenir la infección y detener la propagación de la COVID-19. Lo hicieron con apoyo de ONG como Ayuda en Acción, que llevan tiempo trabajando en la zona y cuentan con la confianza de la población. Este trabajo de sensibilización e información era clave en aquellas poblaciones más apartadas, atomizadas y de difícil acceso. Luchar allí contra los bulos sobre la COVID-19 era imposible para las autoridades gubernamentales por sí solas.Bulos COVID

El primer paso era, por tanto, trabajar en una buena coordinación entre autoridades locales y socios locales. Tesfaye nos pone el ejemplo de Moyale o Guchele, comunidades formadas por personas que se dedican principalmente al pastoreo. En ellas el acceso a los servicios de salud e infraestructuras es un desafío y es menos probable que tengan contacto con información o medios de comunicación para estar bien informados. Desde Ayuda en Acción y organizaciones socias en la zona llenamos ese vacío que el gobierno no puede alcanzar.

Luchamos contra los bulos sobre la COVID-19 principalmente con personas desplazadas internas, así como con retornadas. Nuestra labor se centra principalmente en informar de la pandemia, dotar a la gente de protocolos que eviten el contagio y de medios para no propagar la enfermedad. Hemos llegado a mucha gente, pero al principio fue difícil porque los pastores tienen unos lazos sociales muy fuertes. Pedirles que mantuvieran la distancia fue todo un desafío: son el tipo de personas que incluso van juntas a buscar agua. La gente lógicamente al principio se resistió. Quedarse en casa fue muy duro.

Luchar contra la COVID-19 en contextos rurales

Nos relata Tesfaye que al desconcierto generalizado que ya de por sí existía sobre la pandemia, se le sumaba la falta de acceso a información veraz por parte de la población. Al principio, mucha gente creía que el calor mataría el virus y se negaban a admitir que la pandemia les afectaría. Otras personas afirmaban que era una enfermedad de blancos, por lo que el virus no tendría efecto sobre la población etíope. Las organizaciones que trabajamos en cooperación para el desarrollo tampoco salimos indemnes de estos bulos sobre la COVID-19. Hubo personas que difundieron la idea de que el virus no existía y que era una invención para que las ONG recaudáramos fondos.

Cuando aparecieron los primeros casos y se dejó de cuestionar la existencia del virus, el debate pasó a quién culpar: chinos, europeos, gente de las ciudades… Al mismo tiempo, una parte del movimiento religioso afirmó que era un castigo divino y que la COVID-19 solo se podía combatir con oración y rituales.

Cuando comenzaron a darse los primeros contagios en las comunidades rurales, la gente pensaba que contraer el virus suponía la muerte. Tras la recuperación de algunas personas que enfermaron, la estigmatización no tardó en llegar: había miedo a que aún pudieran contagiar. Finalmente la población aceptó la existencia del virus y respetó las restricciones de movilidad, distanciamiento social y cese de actividades que implicaran riesgos.Bulos COVID formación

Unidad contra la pandemia y los bulos

Para anticipar la respuesta a las posibles consecuencias de la pandemia, se habilitó el Centro de Salud local, en coordinación con las ONG que trabajamos en Borena. En él solamente se atiende a personas contagiadas de coronavirus. Gracias a la presión de la gente, también se instaló un laboratorio en la zona para poder hacer test diagnósticos.

Desde Ayuda en Acción Etiopía contribuimos con la entrega de 315 camas para pacientes, con todo el material necesario (colchones, almohadas, sábanas, etc.). Del mismo modo, capacitamos a trabajadores/as, personal de extensión de salud de primera línea, líderes comunitarios, voluntariado y funcionariado local. Lo hemos hecho a través de charlas y talleres de formación, con el objetivo de que además, sean altavoces en sus propios contextos para seguir luchando contra los bulos sobre la COVID-19.

Luchar contra los bulos sobre la COVID-19 en el África rural: formación, información y experiencia. Clic para tuitear

La labor de movilización entre profesionales de salud del distrito es fundamental para informar a la población local, sobre todo a la que vive en aldeas aisladas. Casa por casa entregamos a estas personas jabones, mascarillas y desinfectantes que luego harán llegar a la comunidad. En las visitas a las aldeas también se ha entregado material destinado al uso exclusivo del personal sanitario de los puestos de salud locales (termómetros o mascarillas, por ejemplo). Cuidar a quienes cuidan es imprescindible en situaciones de pandemia como la que vivimos hoy.

Los ancianos, tan respetados en el mundo rural africano, también se ofrecieron a participar en el proceso de concientización.

Al principio, para hablar a la gente usábamos grandes altavoces. Llegábamos a las aldeas, a un mercado local, o allá donde sabíamos que estaría la gente y comenzábamos a explicar, micrófono en mano, sobre la pandemia. Luego, cuando la gente comenzó a quedarse en casa, continuamos nuestra labor puerta a puerta, manteniendo siempre las distancias. También utilizamos carteles, folletos, pancartas, canciones y poemas, que son muy útiles para que el mensaje cale.

La radio fue fundamental para seguir concienciando cuando comenzó el confinamiento, y ahí también estuvo Ayuda en Acción a través de un programa de radio de 90 minutos durante tres días a la semana.

Tras la tormenta del COVID-19, llegó la calma… y la nueva normalidad

En las zonas de Etiopía donde trabajamos la cifra de personas que han tenido coronavirus asciende a 190. Todas ellas lograron recuperarse en los Centros de Tratamiento habilitados. Como la tasa de muertos es cero, la gente dejó de percibir el COVID-19 como un peligro y las cosas están volviendo a la normalidad.

Hoy en día casi nadie habla ya de COVID-19 en las comunidades donde estamos: el virus dejó de estar en la agenda institucional.

Cuando vamos con mascarilla, la gente nos mira. Todavía hay algunas medidas de prevención obligatorias en eventos o reuniones profesionales. Pero la mayoría de la gente se mueve como de costumbre.

El Centro de Tratamiento ya no es exclusivo de COVID-19 y ha vuelto a su función normal. Ahora el foco de nuestro trabajo para seguir enfrentando los bulos sobre la COVID-19 se centra en las escuelas. Tras seis meses cerradas, volvieron a abrir sin protocolos oficiales para la comunidad educativa. En Borena brindamos capacitación a 74 docentes y dotamos a los centros educativos de 155 mesas adicionales para reducir la aglomeración de las aulas. Además, seguimos suministrando material de prevención como jabones o desinfectantes.

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